Los sensores son dispositivos que detectan y responden a algún tipo de estímulo del entorno físico. Estos estímulos pueden incluir luz, temperatura, movimiento, presión, humedad, sonido, entre otros. Los sensores convierten estos estímulos en señales eléctricas que pueden ser medidas y procesadas por sistemas electrónicos para realizar diversas funciones.
Para qué sirven
Los sensores tienen una amplia variedad de aplicaciones en múltiples campos debido a su capacidad para monitorear y controlar diferentes condiciones. Algunas de sus aplicaciones más comunes incluyen:
Automatización industrial: Monitoreo y control de procesos, robótica y mantenimiento predictivo.
Automoción: Sensores de velocidad, presión de neumáticos, control de emisiones y sistemas de seguridad.
Electrónica de consumo: Sensores de proximidad en teléfonos móviles, sensores de luz en cámaras, termostatos inteligentes.
Salud y medicina: Monitoreo de signos vitales, dispositivos de diagnóstico y equipos de laboratorio.
Internet de las cosas (IoT): Hogares inteligentes, ciudades inteligentes y monitoreo ambiental.
Dato histórico curioso
Un dato histórico curioso sobre los sensores es que uno de los primeros sensores eléctricos fue el termistor, un tipo de resistor cuya resistencia varía con la temperatura. El termistor fue inventado en 1930 por Samuel Ruben, un innovador autodidacta. Ruben también contribuyó al desarrollo de las baterías de mercurio, utilizadas en la Segunda Guerra Mundial. Su trabajo en sensores y baterías sentó las bases para muchos de los avances en sensores electrónicos que hoy en día son fundamentales en la tecnología moderna.